Cartoncillo
Armando López Salinas
Leo el cartoncillo fechado en 1939. «La entrada en Madrid. Un juego nacional». Y a mi memoria llegan los versos que escribiera Cernuda dos años antes cuando generales felones, terratenientes, obispos y banqueros se levantaron en armas, rezos y dinero para derrocar la República nacida el 14 de abril de 1931. «Un contingente de mercaderes y de histriones / al acecho de este loco país, está esperando / que vencido se hunda / solo ante su destino». Sí. propaganda y publicidad de un producto llamado fascismo. Sí, eran tiempos de hambruna, sopas de Auxilio Social, de ir a la puerta de los cuarteles a la busca de los sobrantes del rancho. Tiempos de piojos, sarna, tuberculosis y tifus exantemático. Tiempos en que bandas apostólicas, protegidas por curas y gobernadores civiles, al grito de «viva Cristo Rey» golpeaban a las parejas de novios que se besaban en el Parque del Retiro. Tiempos en que a las mujeres republicanas, rojas, se les cortaba el pelo al cero o se les obligaba a beber aceite de ricino para que defecaran piernas abajo mientras los defensores de la fe, la moral y las buenas costumbres reían a carcajadas en los cuartelillos de Falange Española
1939. 17 x 33 cm.
Colección Carlos Velasco

Armando López Salinas
(Madrid, 1925)
Miembro histórico del Partido Comunista de España y escritor adscrito por la crítica a la corriente del realismo social, fue subdirector durante muchos años de Mundo obrero y es autor de clásicos como La mina (1959) o Caminando por las Hurdes (1960), este último en colaboración con Antonio Ferres.