Cartel del Día de la Madre de 1945.

Ángela Cenarro

El 1 de abril de 1939 comenzaba una nueva etapa para todas las mujeres españolas. La lucha para conseguir la plena ciudadanía era cosa del pasado, y a partir de ese momento, las españolas sólo estaban autorizadas a recorrer un camino en sus vidas, el que las llevaba a ser esposas y madres. El retroceso era evidente, y así lo sintieron muchas, pues las oportunidades de acceder a los espacios públicos a través del trabajo o la práctica política quedaron radicalmente cercenados durante décadas. Aparte del carácter profundamente reaccionario de la dictadura de Franco, otros factores explican que el destino de las mujeres estuviera escrito con tanta precisión. El pronatalismo había surgido a finales del siglo xix en el marco de la rivalidad entre estados nacionales por la expansión imperial, y adquirió rasgos obsesivos durante el primer tercio del xx como consecuencia del descenso de la natalidad. En las posguerras, la preocupación se disparaba, porque el incremento de la natalidad propiciaba el afianzamiento de los roles de género, cruciales para restablecer el orden social, maltrecho, cuando no radicalmente alterado durante la etapa bélica. Desde este punto de vista, la España de Franco no fue una excepción. Los fascismos habían llevado

67,5 x 48 cm. Colección Carlos Velasco


Ángela Cenarro

(Zaragoza, 1965)
Historiadora, profesora de historia contemporánea en la Universidad de Zaragoza, entre sus publicaciones se cuenta El fin de la esperanza: fascismo y violencia en la provincia de Teruel, 1936-1939 (1996), Cruzados y camisas azules. Los orígenes del franquismo en Aragón, 1936-1945 (1997) y La sonrisa de la Falange. Auxilio social en la guerra civil y la posguerra (2005).

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