
Minerva 06 | IV ÉPOCA | 2007
GÜNTER GRASS, JUAN CRUZ, RAINER WERNER FASSBINDER, BERTOLT BRECHT, NANCY FRASER, ZYGRMUN BAUMAN, MANUEL DELGADO, ZAGAJEWSKI, JOHN BURNSIDE, TERRY EAGLETON, GONÇALO M. TAVARES, SYLVIA PLACHY, ANDRÉS SERRANO, SAMIR AITA, SONJA KEHLER, SERGE DANEY, MICHEL MAFFESOLI, PATXI LANCEROS, FRANCISCO DIEZ DE VELASCO, JUAN CARLOS RULFO, MOHAMMAD-REZA DJALILI
La Vanguardia Española
La barcelonesa Librería Herder tiene un sólido prestigio entre los estudiantes por su gran surtido de libros técnicos, filosóficos, de moral… Además, la Universidad está cerca.
Pero en los primeros años del franquismo se especializó en «buenos libros», es decir, biografías del Caudillo, poesías de Pemán y textos patrios de Maeztu, anunciándolos profusamente. «¡Lee buenos libros!», gritaba su propaganda, lo cual resultaba un poco pintoresco, porque «malos» libros no los había. Toda la intelectualidad española estaba en el exilio (donde creó magníficas colecciones, como Fondo de Cultura Económica y Ruedo Ibérico) y sus obras habían sido prohibidas. La que quedaba en España había sido rigurosamente domesticada. Así, el liberal Fernández Flórez había escrito Una isla en el Mar Rojo, y el izquierdista Pío Baroja una novela llamada Judíos, masones y demás ralea. No cabía duda de que España era una unidad de destino. Además, Luis de Galinsoga preparaba ya, esperando que le hiciesen ministro, una biografía de Franco titulada Centinela de Occidente.
En resumen, Herder es –y, sobre todo, era entonces– una librería «seria» y esencialmente de derechas. Lo que ocurre –caprichos del destino– es que se halla justo al lado de Balmes, 26, donde trabajó como abogado Lluís Companys, a las órdenes del obrerista Francesc Layret. Fue justamente en Balmes, 26, donde Layret cayó asesinado por los pistoleros de la Patronal. Lo que pasa es que, en los años del franquismo duro, eso no se le explicaba a nadie.
Construyendo un país sin mapa
Gonçalo M. Tavares (Luanda, 1970) es el escritor portugués joven que más ha sorprendido en los últimos años. Profesor de epistemología en la Universidad de Lisboa, empezó a publicar en 2001 y, desde entonces, ha logrado crear un mundo totalmente personal, donde literatura y pensamiento se funden. En España se han traducido cinco de sus libros. Biblioteca (Xordica, 2007) es el primero de una serie en la que escribe ficciones en torno a algunos de sus escritores preferidos. El escritor Félix Romeo (Zaragoza, 1968) estuvo conversando con él.
Vértice
La España nacional es una España de símbolos. De liturgias rigurosas, de severo estilo: en los mástiles, la bandera rojigualda; en las fachadas, el yugo y las flechas; en las aulas, el retrato del Caudillo, y en las calles, el eco tachuelado de los gritos y vivas: ¡Franco, Franco, Franco! ¡España, Una, Grande y Libre!
Al otro lado de las líneas telefónicas de los organismos oficiales, la respuesta de las telefonistas era un demoledor: «¡Arriba España, dígame!», que podía helar la sangre a cualquiera. Y durante años se impuso la retórica del nuevo Estado: el contubernio judeomasónico, la horda roja, la hidra revolucionaria, mientras que los diarios se llenaban de adjetivos y epítetos: impasible, ardoroso, entusiasta, viril… Al «Dios guarde a Vd. muchos años» le sustituye el rimbombante «¡Por Dios, España y su revolución nacionalsindicalista!» y las cartas, documentos y exhortos se encabezan con un «Saludo a Franco, Viva España».
El saludo brazo en alto, expresión de un afán imperial según la prosopopeya de la época, es obligatorio en actos castrenses, culturales, religiosos… Se saludaba, brazo en alto, en los partidos de fútbol, en las corridas de toros, incluso en casa, cuando por la radio sonaba el himno nacional. Saludaban con indolencia los obispos, con marcialidad las milicias, con entusiasmo los adeptos, y con miedo, mucho, el resto, muchos.
Es lo que explica este anuncio de los almacenes Sepu: el brazo alzado, la enseña patria, el saludo entusiasta que no anuncia nada, salvo que en esa España de afectos y desafectos, de amigos y enemigos, era mejor, cuanto antes, sobre todo, situarse fuera de toda sospecha. Por si acaso.
Pudor excesivo y el Método
primera parte: sobre el exceso PRIMERA IMAGEN En un libro de Jünger. «‘¡Oh, mis queridos hijos, finalmente os he encontrado!’ Esta expresión dicha por una madre delante de los ataúdes de sus dos hijos muertos se relataba esta mañana en los periódicos». No leer los periódicos. Cerrar el periódico. Odiar el periódico. SEGUNDA IMAGEN El…
Cartoncillo
Leo el cartoncillo fechado en 1939. «La entrada en Madrid. Un juego nacional». Y a mi memoria llegan los versos que escribiera Cernuda dos años antes cuando generales felones, terratenientes, obispos y banqueros se levantaron en armas, rezos y dinero para derrocar la República nacida el 14 de abril de 1931. «Un contingente de mercaderes y de histriones / al acecho de este loco país, está esperando / que vencido se hunda / solo ante su destino».
Sí. propaganda y publicidad de un producto llamado fascismo. Sí, eran tiempos de hambruna, sopas de Auxilio Social, de ir a la puerta de los cuarteles a la busca de los sobrantes del rancho. Tiempos de piojos, sarna, tuberculosis y tifus exantemático. Tiempos en que bandas apostólicas, protegidas por curas y gobernadores civiles, al grito de «viva Cristo Rey» golpeaban a las parejas de novios que se besaban en el Parque del Retiro. Tiempos en que a las mujeres republicanas, rojas, se les cortaba el pelo al cero o se les obligaba a beber aceite de ricino para que defecaran piernas abajo mientras los defensores de la fe, la moral y las buenas costumbres reían a carcajadas en los cuartelillos de Falange Española donde se practican tales «juegos nacionales».
Sí, en la memoria, la entrada en Madrid de las tropas franquistas, las cuerdas de presos políticos que iban a conventos convertidos en cárceles, a campos de fútbol, a penales cuyos nombres no recuerdo. Porlier, Santa Rita, Comendadoras, Ventas, Alcalá, Ocaña, Palencia, Santurrarán… nombres éstos y otros para una historia de la infamia. Días, meses, años, de torturas, de toda suerte de sevicias policiales, de fusilamientos al amanecer en cunetas, en fosas como las que ahora se están descubriendo en no importa qué lugar de nuestro país. Y así hasta 1975, año en que murió Franco.
Miro el cartoncillo otra vez y digo que la democracia en que hoy vivimos, manifiestamente mejorable, no ha mucho tiempo fue dictadura fascista, «miedo envuelto en ira», al decir de D. Antonio Machado. Y digo también que las libertades no vinieron llovidas del cielo, que no fueron traídas por un Borbón cualquiera, sino por la lucha de muchos españoles, hombre y mujeres, que en el empeño pusieron demasiadas veces la vida en juego, y siempre su libertad. Una libertad que, valga la paradoja, podía habitar tras las rejas carcelarias. «No, no hay cárcel para el hombre / no podrán atarme / este mundo de cadenas / me es pequeño y exterior», diría Miguel Hernández.
Sylvia Plachy
Figura imprescindible desde hace décadas en el panorama fotográfico estadounidense, Sylvia Plachy (Budapest, 1943) presentó su trabajo por primera vez en España en el marco de la décima edición del festival PHotoEspaña. La muestra fue la más amplia de cuantas se le han dedicado hasta ahora en Europa y abarcó los treinta últimos años de su actividad. El título, De reojo, intenta ser reflejo de su singular manera de abordar la fotografía.
Haz
El terror, la miseria, la angustia, la amenaza constante, la memoria del dolor y la derrota, el frío, el hambre… Así era el paisaje de nuestras ciudades y pueblos en la década de los cuarenta. Todo bajo la negra sombra del crucificado que la Iglesia utilizó para consolidar el temblor del miedo que franqueaba las puertas de la muerte y se extendía hasta el más allá.
Yo volví del exilio a principios de los cuarenta con mis seis años cargados de ausencias, pero limpios de los remordimientos y la culpa que en años sucesivos intentarían someterme. Y la imagen del Cristo crucificado a todas horas y en cualquier lugar, en la clase, en la capilla, en los pasillos y en el dormitorio de mi nuevo hogar, el internado, me sumió en el espanto de la tortura y del terror físico por las heridas y los tormentos de los clavos y de la corona ensangrentada, y en la angustia del sometimiento por la humillación de una postura tan obligatoriamente pasiva, tan indefensa. Las historias de las monjas, los vía crucis, los sermones, las amenazas del infierno, reafirmaban aún más el sufrimiento y la angustia. Me atormentaban las pesadillas de noche y en la oscuridad del sueño aparecían fragmentos ensangrentados de carne humana, heridas profundas y espadas que amenazaban mi propio pecho. Era capaz de sentir el amargo sabor de la hiel sin que ninguna esponja se introdujera en mi boca y lloraba de desamparo ante una muerte que sin saber lo que era concitaba todo el terror de la vida.
Han pasado los años y lejos quedan el poder siniestro del dictador y de la Iglesia. Pero aún el leve temblor que me produce la imagen del crucificado se reproduce hasta la profundidad de mi alma, hasta las mismas raíces de mi conciencia.
Andrés Serrano
Andrés Serrano (Nueva York, 1950) se siente más artista que fotógrafo. Con su obra no pretende documentar la realidad de forma directa, sino construir escenas de cuidada composición y evidente raigambre pictórica capaces de establecer una comunicación directa con su público. La retrospectiva El dedo en la llaga, que se mostró en el CBA durante el mes de junio dentro de la décima edición del festival PHotoEspaña, permitió comprender a fondo, y más allá de las polémicas que han marcado su trayectoria, la honda sensibilidad de su trabajo. Minerva recoge declaraciones del artista y de Oliva María Rubio, comisaria de la muestra.
Cartel del Día de la Madre de 1945.
El 1 de abril de 1939 comenzaba una nueva etapa para todas las mujeres españolas. La lucha para conseguir la plena ciudadanía era cosa del pasado, y a partir de ese momento, las españolas sólo estaban autorizadas a recorrer un camino en sus vidas, el que las llevaba a ser esposas y madres. El retroceso era evidente, y así lo sintieron muchas, pues las oportunidades de acceder a los espacios públicos a través del trabajo o la práctica política quedaron radicalmente cercenados durante décadas.
Aparte del carácter profundamente reaccionario de la dictadura de Franco, otros factores explican que el destino de las mujeres estuviera escrito con tanta precisión. El pronatalismo había surgido a finales del siglo xix en el marco de la rivalidad entre estados nacionales por la expansión imperial, y adquirió rasgos obsesivos durante el primer tercio del xx como consecuencia del descenso de la natalidad. En las posguerras, la preocupación se disparaba, porque el incremento de la natalidad propiciaba el afianzamiento de los roles de género, cruciales para restablecer el orden social, maltrecho, cuando no radicalmente alterado durante la etapa bélica.
Desde este punto de vista, la España de Franco no fue una excepción. Los fascismos habían llevado a sus cotas más altas esa preocupación por la dimensión biológica de la maternidad con el fin de mejorar la raza. La función reproductora de la mujer debía ponerse al servicio de la construcción de la «comunidad nacional integrada» y los sueños imperiales. Su misión era traer hijos al mundo, muchos y sanos, que garantizaran la fortaleza de la nación. La influencia del proyecto fascista en la España de Franco fue muy clara durante la Guerra Civil y la primera posguerra. Pero a mediados de los años cuarenta, los afanes fascistas cedieron el terreno a otra dimensión de la maternidad, la espiritual, más atenta al papel de las mujeres como educadoras y formadoras de la prole en la fe católica, con el gran referente simbólico de la Virgen María y los ideales asociados a él: abnegación, sumisión y pureza.
Como muestran estas imágenes, que distan entre sí menos de cinco años, ambos modelos coexistieron en la posguerra española, pues ambos mostraron su alto grado de eficacia a la hora de garantizar el confinamiento de las mujeres en el reducto privado del hogar.
EL LABERINTO DE ORIENTE MEDIO
Oriente Medio es un concentrado de contemporaneidad, un compendio de los dramas, novedades y esperanzas que están marcando la vida social, política, económica y cultural en los inicios del siglo xxi. En los aledaños del Tigris y el Éufrates se ubica uno de los grandes ejes de las tensiones geopolíticas mundiales, escenario de conflictos asociados al fin de la energía basada en combustibles fósiles y a la reordenación de los equilibrios de poder global tras la desintegración de la Unión Soviética. En la realidad cotidiana de Oriente Medio están inscritas las tensiones de un legado poscolonial sin resolver, los conflictos entre tradición y modernización, entre política religiosa y laica, entre individualismo y comunitarismo, pero también un rico entramado de tradición erudita, cultura popular y reinterpretación local de corrientes globales.
Si bien en nuestro entorno abundan los análisis de segunda mano y las explicaciones apresuradas de los conflictos de Oriente Medio, que despiertan un amplio interés, hay pocas oportunidades –tanto para el público general como para los medios de comunicación e incluso los propios especialistas– de acceder a actores y analistas que conozcan exhaustiva y directamente la realidad de la región. A lo largo de 2007 distintas actividades impulsadas por Casa Árabe y celebradas en el CBA facilitaron una aproximación rica y plural a la compleja realidad política y cultural de Oriente Medio. El ciclo Qué presente y qué futuro para Oriente Medio agrupó una serie de conferencias sobre la situación geopolítica de Siria, Líbano, Irak, Irán y Egipto (la conferencia sobre Palestina no pudo realizarse debido al cierre de las fronteras de Gaza el pasado mes de junio) en las que especialistas de reconocido prestigio ofrecieron una perspectiva independiente y compleja. El ciclo de cine Creación bajo las bombas mostró la producción audiovisual contemporánea en Palestina, Irak y Líbano, desde los primeros trabajos de jóvenes cineastas a las últimas películas de algunos de los nombres más importantes del cine de Oriente Medio. Por último, la actuación del músico egipcio Fathy Salama y su grupo Sharkiat mostró la asombrosa integración de la música tradicional árabe con la música culta contemporánea occidental, el jazz y el pop, que se está produciendo en el contexto de la música árabe.
La justicia en tres dimensiones
Nancy Fraser, profesora de la New School University de Nueva York, es una de las figuras más relevantes del feminismo contemporáneo. Fraser pertenece a una generación única de intelectuales norteamericanos totalmente familiarizados con la filosofía europea, pero que no se han dejado seducir por ella. La teoría social de Fraser, marcada por su honda implicación en los debates de la teoría feminista y por una herencia marxista no ortodoxa, recoge lo mejor de la filosofía continental europea y lo adereza con una meticulosa atención a lo empírico y lo histórico; en suma, una teoría social que cambia cuando el mundo cambia.
Noticias desde el mundo árabe
Samir Aita (Damasco, 1955), economista e ingeniero sirio, conoce a fondo la intrincada realidad de los países árabes y la dificultad de difundir una visión sensata de lo que allí sucede, un problema que trata de sortear desde la edición árabe de Le Monde Diplomatique que dirige. También preside la consultora A Concept Mafhoum, revista de prensa y bases de datos sobre los medios de comunicación y la economía en el mundo árabe.
VIOLENCIA Y RELIGIÓN
La hipótesis de una relación más o menos íntima entre ciertas dimensiones del hecho religioso y la violencia ha reaparecido con cierta regularidad en el pensamiento filosófico y político a lo largo de los últimos siglos. Sin embargo, en tiempos recientes, y prácticamente en todo el mundo, se ha producido un vertiginoso incremento de actos y conductas violentas –tanto individuales como colectivas– que reivindican explícitamente o cabe asociar analíticamente con la fe y la militancia religiosas.
Con independencia de su estructura profunda, una cantidad sorprendente de conflictos políticos del nuevo siglo parecen haber hecho tabla rasa de los grandes macizos ideológicos del siglo XX, de modo que sus protagonistas no dudan en justificar públicamente sus posiciones apelando a distintas querellas de orden religioso. De modo destacado, en buena parte de los países pobres, la religión se ha convertido en un lugar privilegiado de expresión de los malestares y reacciones que han generado las distintas ideologías occidentales asociadas a la globalización económica y cultural. También en las periferias interiores de los países ricos e incluso entre sus elites han reaparecido fenómenos religiosos muy intensos que mantienen vínculos complejos con los conflictos políticos nacionales e internacionales. En este sentido, parece necesario un minucioso trabajo analítico que, por un lado, depure las asociaciones epidérmicas entre religión y violencia y, por otro, las sitúe en un contexto más amplio que las dote de sentido más allá de su indudable, y tal vez exagerada, visibilidad mediática actual.
Precisamente el congreso Religión y violencia, coordinado por Patxi Lanceros y Francisco Diez de Velasco, pretendía investigar el tipo de relación que se da entre la religión, considerada tanto en su máximo nivel de generalidad como en sus manifestaciones históricas concretas, y los distintos tipos de violencia: violencias simbólicas y físicas, públicas y privadas. Minerva aborda esta cuestión a través de un texto inédito de Zygmunt Bauman en torno a la relación entre terrorismo y religión, un coloquio entre los coordinadores del congreso y el sociólogo francés Michel Maffesoli, y una entrevista con el antropólogo Manuel Delgado.
Irán en el escenario internacional
Tras la elección de Mahmud Ahmadineyad, Irán ha vuelto a recurrir a una diplomacia radical y revolucionaria. Tanto la estrategia de confrontación en el campo del desarrollo nuclear como las declaraciones provocativas respecto a Israel han dejado a Irán aislado en el escenario internacional. El fin de la Guerra Fría y la desaparición, gracias a Estados Unidos, de dos de sus enemigos –los regímenes de Sadam Husein y de los talibanes– deberían haber permitido a Teherán satisfacer sus ambiciones regionales, sin embargo, su rechazo a alcanzar un compromiso en el terreno nuclear puede acarrear graves consecuencias.
Terrorismo y religión
Zygmunt Bauman (Poznam, Polonia, 1925), uno de los principales teóricos sociales de la actualidad, llama la atención en este texto inédito sobre el desembarco de la religión en la arena política, un fenómeno que en absoluto se restringe al mundo islámico. Asimismo, analiza la reacción de las sociedades occidentales frente al problema del terrorismo, y su peligrosa imbricación con los mecanismos tradicionales de exclusión.
Palestina, Irak, Líbano
La producción cinematográfica en Oriente Medio refleja muchas de la tensiones políticas y culturales de la región. En Irak, Palestina o el Líbano, países marcados por conflictos armados de distinto calado, la producción audiovisual se desarrolla en marcos particularmente dramáticos. Ali Hammoud, programador del Festival Internacional de Documentales de Beirut, Docudays; Hamodi Jasem, director de cine, ex presidente de la Unión de Cineastas iraquíes y profesor de la Escuela de Cine de Bagdad, y Adnan Mdanat, uno de los padres del cine palestino de autor y director del departamento de cine de la Fundación Shamoun en Jordania, hablan de cómo el entorno bélico determina el cine que se produce en sus países.
Tiempo de brujas
Francisco Diez de Velasco, catedrático en la Universidad de La Laguna y experto en historia de las religiones, y Patxi Lanceros, profesor de filosofía política y teoría de la cultura en la Universidad de Deusto, conversaron con Michel Maffesoli, catedrático de sociología en la Sorbona y director del Centro de Estudios sobre lo Actual y lo Cotidiano de París, y del Centro de Investigaciones sobre lo Imaginario, en Grenoble, al que preguntaron acerca del papel de la religión en la actualidad y su tesis en torno al reencantamiento del mundo.
Fathy Salama
El jazz ha sido la música del siglo xx. Una música de origen popular que alteró los esquemas de los académicos de todo el mundo e hizo bailar con desenfreno al resto de la humanidad. Pero los grandes maestros del jazz están ya muertos, los pocos que quedan vivos son ancianos y todo parece indicar que, en el siglo xxi, el jazz sólo va a sobrevivir en las aulas y en los planes de estudio de las facultades.
Poemas
Pintor, escultor y poeta, Jean Arp (Estrasburgo, 1887 – Basilea, 1966) –o Hans Arp, como también firmaba en ocasiones– es una figura imprescindible para comprender las vanguardias de la primera mitad del siglo XX. Amigo de Klee y Kandinsky, formó parte durante algún tiempo del colectivo expresionista Der Blaue Reiter; en 1916 fue uno de los fundadores del movimiento dadaísta junto con Tristan Tzara, Hülsenbeck o Hugo Ball y, algunos años más tarde, impulsó en París el nacimiento del surrealismo. Mención aparte merece su unión con Sophie Taeuber, quien fue su inseparable compañera amorosa y artística desde 1915 hasta su fallecimiento, en 1943. Minerva reproduce seis poemas de Arp, cuatro de ellos inéditos en castellano, pertenecientes a los poemarios Le voilier dans la forêt (1957) y Vers le blanc infini (1960), así como dos de las ilustraciones que incluían las ediciones originales de estos libros.
El rumor de la calle. Entrevista con Manuel Delgado
Manuel Delgado Ruiz (Barcelona, 1956) es uno de los antropólogos más relevantes de nuestro país, y posiblemente el más conocido por el público gracias a sus intervenciones en los medios de comunicación, marcadas muchas veces por la urgencia de la denuncia, aunque rechace tajantemente el papel de intelectual comprometido. Especialista en fenómenos de violencia religiosa, fiestas populares y vida urbana, recibió en 1999 el premio Anagrama de ensayo por El animal público.
Los tesoros de lo íntimo
Juan Carlos Rulfo (México D. F., 1964), hijo del escritor mexicano Juan Rulfo, presentó en el CBA la película En el hoyo, dentro de la programación de Documenta Madrid. El documental, premio del jurado en el último Festival de Sundance, muestra el día a día de unos obreros que trabajan en la construcción de un puente en Ciudad de México. Aunque la filmación de las duras condiciones que soportan es una denuncia en sí misma, no es ésta la principal intención de Rulfo, que esquiva la temática social para enfocar el objetivo en las personas, en «las almas» que están empeñando su vida en la monumental obra. Así, descubre un paisaje humano que él describe como «fascinante», pero que otra lectura podría calificar de aterrador. En todo caso, real.
Hambre y cebolla. Entrevista con Günter Grass
En mayo llegó a las librerías españolas la traducción de Pelando la cebolla, una ocasión perfecta para disfrutar de la calidad literaria y las profundas reflexiones del libro autobiográfico del Nobel Günter Grass, pasadas ya las estridencias de la polémica que se desató en Alemania y en todo el mundo a raíz de su publicación. El escritor Juan Cruz indaga en algunas de las claves de su obra.
Bajar la voz, levantar la vista
El poeta polaco Adam Zagajewski (Lvov, actualmente en Ucrania, 1945) y el escritor escocés John Burnside (Dumferline, 1955), unidos por su participación en el III Festival Internacional de Poesía, se reunieron la pasada primavera con el poeta Jordi Doce (Gijón, 1967), que guió su conversación acerca de la poesía: de su naturaleza, de sus poderes y limitaciones, de su inseguro lugar o no-lugar en el mundo…
Publicidad de posguerra
La primavera pasada el CBA acogió la exposición Posguerra: publicidad y propaganda [1939-1959]. Comisariada por la historiadora Susana Sueiro, la muestra reunió más de doscientos anuncios comerciales y de propaganda política que cubrían dos largas décadas de franquismo –desde los primeros años de autarquía, privaciones y ultrarrepresión, hasta la relativa apertura de los cincuenta–, mostrando hasta qué punto un régimen totalitario puede inmiscuirse en los más diversos ámbitos de la vida cotidiana. Minerva ha pedido a diversos escritores, historiadores y otras figuras del panorama intelectual español que escojan y comenten uno de estos anuncios, y a la comisaria de la muestra, el artículo marco con el que se abre este reportaje.
Fassbinder. Un cineasta irregular por derecho propio
El maestro de la crítica Serge Daney (1944-1992) publicó esta hermosa semblanza de Rainer Werner Fassbinder hace veinticinco años, al día siguiente del fallecimiento del cineasta, en el diario Libération. La fotógrafa Sylvia Plachy tomó el retrato que la acompaña en Nueva York, en 1977.
Foto-cartel de la tumba de José Antonio Primo de Rivera, 1940.
Los cuarenta fueron el período del franquismo en el que la retórica propagandística del régimen invadió todos los ámbitos de la vida de los españoles. El elemento principal de la iconografía política lo constituyó la efigie de Franco, «Caudillo de la Nueva España». A su figura –de la que generalmente sólo se representaba su rostro idealizado– se unió la del fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, convertido en el Caído por antonomasia. Su nombre desprovisto de los apellidos, tallado en los muros de las iglesias y en los monumentos a los caídos, presidía la lista de los que, como se decía en aquellos años de privaciones y violencia sobre los vencidos, dieron su vida por Dios y por España. Conocido como El Ausente, su rostro aparecía por todos lados para recordar su fusilamiento en la zona republicana durante la Guerra Civil.
En 1943 la Delegación Nacional de Excautivos editó en forma de cartel una fotografía de Augusto Vallmitjana de la losa de la tumba de José Antonio en la basílica del Valle de los Caídos, aún en construcción, con la palabra «presente» en mayúsculas, entre triple signo de admiración. Además de ser testimonial, la fotografía tiene un carácter artístico, por lo que se reprodujo la firma del fotógrafo y la fecha de su realización, 1940. Su autor dirigía la sección de fotografía del Departamento de Plástica de la Dirección General de Prensa y Propaganda. La artificiosidad de la luz, el encuadre y el punto de vista, en un ángulo picado forzado, de esta fotografía son reveladores del cuidado puesto por su autor en su realización y de su deseo de hacer una obra estética, pero, sobre todo, de su fin político. Los tres elementos se refuerzan mutuamente. El fuerte contraste entre el negro de las figuras de los falangistas que velan y sus sombras alargadas con el enlosado iluminado, en el que destaca parte de la losa sepulcral, acentúa el dramatismo. No importa que los voluntarios que guardan la tumba desaparezcan en la oscuridad, ya que no se pretende informar al espectador, sino conmoverlo. Situarlo ante un espacio extraordinario para así destacar la soledad del Ausente, cuyo recuerdo y enseñanzas, sin embargo debían acompañar siempre a los españoles.
DOSSIER BERTOLT BRECHT
Cuando nadie recuerde ya qué fue el espartaquismo o en qué consistía el centralismo democrático, se seguirán leyendo y representando las obras de Bertolt Brecht. Sus textos quintaesencian la oculta índole trágica de los proyectos emancipatorios que marcaron una parte sustancial de la modernidad y rescatan una dimensión imperecedera de la escombrera histórica en la que han acabado las luchas políticas populares del siglo xx.
Ultradidáctico en un momento en el que la erudición parecía el requisito previo para cualquier actividad intelectual, distante y duro en la época de la empatía, Brecht señaló obsesivamente tanto los dilemas y paradojas que minan el campo de la acción política como el espeso macizo ideológico que los oculta. Denunció sin tregua nuestra tendencia a reconciliarnos en falso con conflictos medulares que exigen soluciones audaces y temibles. Tras Brecht, la atronadora marcha de la famélica legión resulta menos razonable y simpática y, al mismo tiempo, más imperativa. Por eso hoy Brecht nos interpela con la sonrisa socarrona de quien conoce la procedencia heredada de buena parte de los dramas de nuestro tiempo y se ríe de nuestra perplejidad a la hora de afrontarlos.
Este dossier recoge uno de los textos en los que Terry Eagleton analiza más lúcidamente su relación con Brecht, una influencia decisiva en su pensamiento estético. El resultado es una pequeña obra maestra de la teoría literaria en la que Eagleton ahonda en la noción de distancia brechtiana, recuperándola para el pensamiento filosófico y político. La entrevista con Sonja Kehler nos devuelve al Brecht más cercano al cabaret y al mundo del espectáculo, que transformó sin desnaturalizarlo en un espacio para la reflexión. Por último, Minerva recupera algunos pequeños pecios de la historia cultural reciente, muy necesarios para comprender las devociones y antipatías que despierta la herencia brechtiana: algunos fragmentos del informe del FBI para el Comité de Actividades Antiamericanas estadounidense, y la traducción que el filósofo Manuel Sacristán hizo del poema «A los por nacer» para regalar a sus compañeros del Partido Comunista.
Horizonte, mayo de 1939.
El anuncio no puede ser más directo y expresivo. Un único eslogan, el sencillo dibujo de un sombrero, y la dirección del establecimiento comercial, BRAVE, sito en el número 17 de la madrileña calle de la Montera, donde podía proveerse de inmediato cualquier cliente potencial al que le acometiera la urgencia de cubrirse la cabeza… ante tan alarmante recordatorio: «Los rojos no usaban sombrero», no fueran a delatarle sus libres y volátiles pensamientos, por lo que había que acudir presurosos a cubrirlos convenientemente. Todo un acierto que debió de llenar las arcas de los empresarios dedicados a la confección y venta de sombreros.
Nada de agradecimientos al caudillo victorioso, invocaciones a la patria recobrada, loas a la paz recién reconquistada o rimbombantes saludos a Franco y arribas a España. Ojo al parche: «Los rojos no usaban sombrero». La síntesis de la síntesis. España había quedado arbitrariamente dividida entre los sublevados que fueron capaces de imponerse en media España y los resistentes republicanos que lo impidieron en la otra media. Rebeldes y gubernamentales, franquistas y republicanos, rojos y azules. Dos Españas. Dos escenografías. Había triunfado una, la azul celeste, y la otra, la roja púrpura, debía de doblar la frente debidamente humillada y hacerse perdonar como fuera sus turbios orígenes y costumbres de mal vivir.
Se acabó la boina y la chupa de cuero del comisario o el mono azul miliciano y demás símbolos de la España derrotada. La España de orden, la burguesía biempensante, usaba sombrero como signo de distinción . ¡Hala! «Jodíos cojos» (los otros eran caballeros mutilados) y demás tropa de «rojos», ¡a la carrera!, a borrar las huellas (mentales) de vuestro ignominioso pasado republicano o revolucionario. A cubrirse la sesera con el sombrero salvador del pensamiento políticamente correcto: ser de derechas de toda la vida, no fuera a escaparse alguna idea inconveniente. Si la camisa azul era «el salvavidas» que había que ponerse políticamente para hacerse perdonar la «deslocalización política» sufrida al comienzo de la guerra (estar en el bando perdedor), el sombrero era el salvoconducto, la apariencia de que se era y se quería ser gente de buen vivir, de pulcras costumbres como Dios manda, de que se asumían los valores de la España inmortal (la nacionalista) y se arrojaban a las cloacas de la historia los que representaba la otra, la mortal (la republicana) felizmente derrotada. ¿Los rojos no usaban sombrero? «Pues yo sí, por si las moscas».
Brecht y la retórica
Uno de los principales objetivos de la dramaturgia brechtiana –un artefacto capaz de trastocar por completo los esquemas teatrales de la segunda mitad del siglo XX y, por lo que se ve, seguir dando que hablar en el XXI–, es el distanciamiento (del público respecto de lo que sucede en el escenario, del actor respecto de su personaje…). Mucho se ha escrito sobre esta cuestión, pero nadie como Terry Eagleton ha sabido sacar a la luz –y en tan pocas páginas– sus profundas implicaciones.
Tarjeta anunciando Aspirina de Bayer
Para muchos resulta hoy increíble la forma de anunciar en tiempo de Franco, en la que se mezclaba lo profano con lo religioso con la mayor naturalidad. El catolicismo aparecía como la panacea universal de todos los males, incluidos los físicos. Hoy esta afirmación nos parece una exageración, pero ahí está la publicidad de entonces para demostrarlo, según podemos apreciar en el catálogo de la exposición del CBA, de donde selecciono algunos anuncios que son una muestra de lo que digo.
La célebre Aspirina de la casa Bayer se presentaba como un remedio infalible contra los resfriados y la gripe, y para ello, el dorso del anuncio, que representaba lo mismo a la Virgen del Carmen que al Sagrado Corazón, se iluminaba con una luz fosforescente que llamaba la atención sobre los milagrosos resultados del fármaco.
Hay también anuncios piadosos, como los que advierten de los peligros del baile agarrado, que se representaba con una figura diabólica sujetando el cuerpo de una inocente muchacha, o de un serio caballero haciendo lo mismo con una figura diabólica femenina, elegantemente vestida para disimular sus malos propósitos. Entre mis libros conservo uno de aquella época titulado El baile agarrado es pecado.
La ridiculez, por lo demás, campaba por sus respetos, como se aprecia en la lámina de anatomía escolar en la que aparece la parte interna del cuerpo humano con toda claridad y detalle, excepto las partes pudendas que se envolvían pudorosamente con una toalla, al igual que en los libros de biología para estudiantes de bachillerato.
Tiempos sombríos
A pesar de trabajar para Hollywood y Broadway, a Bertolt Brecht, como a tantos otros exiliados alemanes, no le gustaba Estados Unidos; parece que a Estados Unidos -o al menos a cierto sector institucional- tampoco le gustó Brecht. Durante los años cuarenta, Brecht se vio obligado a declarar ante el tristemente célebre Comité de Actividades Antiamericanas, y el FBI recopiló un nutrido dossier sobre él; Minerva reproduce algunos fragmentos de este informe, así como uno de los poemas de Brecht, «de naturaleza revolucionaria», que se citan como prueba de la peligrosidad del poeta.
Cartel
De repente, al hojear y ojear esta colección de carteles y anuncios publicitarios en la prensa, dibujos y diseños, me encuentro ahora como revolviendo en mi cosero de niño entre cuyos tesoros no faltaban los cartones de esos envases. Pero también la memoria, y el olor caso, de cuando aquellas cosas se veían luego en la realidad como el gasógeno en los autobuses que relucían como si fueran un furgón de cola, en aquellas madrugadas, sin el asomo aún del día cuando había que tomarlos para hacer algún viaje. Y él traía también a la botica del pueblo las cosas que tenía que tomarme para estar fuerte, y estaban, luego, en el rincón de la piedra blanca del locero del comedor, detrás del frutero de cristal azul, en el que había membrillo, arrope o frutas, y sobre el que daba el sol algunas tardes, y le trasfiguraba en una luna.
Allí estaban, en efecto, los Hipofosfitos Salud y los Fósforo Ferrero, y el Laxen Busto, junto al Phoscao o Nescao, y las Sales de Fruta y los Hidrolitines del Dr. Grau de los mayores; es decir, que era el muestrario de las cosas buenas, porque luego había en una alcoba un odioso «armario de las medicinas», donde estaban el aceite de ricino, o el aceite de hígado de bacalao, y la caja metálica de Vitaminas Lorencin. Ésta llevaba pintada en su tapa una chica con un manojo de espigas entre sus brazos, y era mucho más de verdad que la chica que venía en el Fósforo Ferrero, que tenía una falda como de tela de colchones.
Y de tanta verdad era aquella chica que el médico la llamaba Elena, y me decía que un hombrecito como yo no podía quejarse de aquel doloroso líquido de las inyecciones delante de ella. Así que no me quejaba, y he sentido ahora no encontrarme con Elena en el cosero para decírselo, aunque la he visto mientras ojeaba estos otros «cartones». Porque allí estamos todos los de entonces.
Sonja, la de los piratas
Sonja Kehler, una mujer menuda que exhibe unos setenta y cuatro años tan alucinantes como sus zapatos de tacón azul turquesa, es una de las intérpretes más destacadas de las inolvidables canciones de Bertolt Brecht, musicadas por algunos de los grandes compositores alemanes de mediados del siglo XX. Formada en la Theaterhochschule de Leipzig, ha recorrido los teatros de Europa como actriz, cantante y profesora.