Minerva 10 | IV ÉPOCA | 2009

THEO ANGELOPOULOS, BASILIO MARTÍN PATINO, JEAN ZIEGLER, CHANTAL MAILLARD, ARTHUR C. DANTO, MIREIA SENTÍS, MAURICE RHEIMS, PILAR CITOLER, RAMÓN BARCE, JAVIER ALFAYA, MANUEL GAUSA, EMILIO TUÑÓN, LUC BRISSON, ANA IRIARTE, CARLO DIANO, RICHARD BUXTON, SEAN MACKAOUI

Sean Mackaoui en siete obras

ERA UNA MINI CITA (2008) 31 x 39 x 30 cm «En agosto de 1978, el director de cine Claude Lelouch colocó una steadicam sobre el capó de un Ferrari 275 GTB al que se subió de madrugada con un conductor profesional de Fórmula 1 (se dice que se trataba de Alain Prost). Grabó una…

No hay nada que no puedan solucionar unas tijeras

Presentamos aquí una breve antología de textos sobre fotomontaje y collage, todos ellos del período de entreguerras. Sus autores no necesitan presentación y pertenecen a un turbio e intenso conglomerado histórico. En todos ellos vibra una postura común: frente a la caída y la rasgadura del matizado y abigarrado telón pintado a partir de la Ilustración, frente a la historia, frente a la acompasada rotación de las diferentes socialdemocracias y fascismos alrededor de los núcleos gravitatorios de eso que llamamos «orden», se postula una nueva lógica: absorber todo lo fragmentado, lo olvidado, lo trivial, los desperdicios y los residuos del mundo en cuanto síntoma, ensamblarlos y devolvérselos al mundo como la más nítida imagen especular. Así sucedía en la Europa occidental, donde el arte amenazaba con cortar todo lazo con la vida y convertirse en pura producción estética (aún no se hablaba de industria cultural). Las bombas de la Gran Guerra habían logrado reducir el cuerpo humano a dimensiones nunca vistas antes y la deformación y la mutilación daban cuenta del progreso. Somme y Verdún se convirtieron en un inmenso collage. La respuesta Dadá se condensa en estas palabras de Hugo Ball: «Lo que celebramos es una bufonada y una misa de difuntos al mismo tiempo». En el este de Europa, el musculoso y tenso ejemplo soviético aún no había pasado por el retorno al orden que protagonizaron las ejecuciones, desapariciones y reeducaciones a manos del camarada Stalin, y proporcionaba una intensa y erótica imagen que animaba al mundo entero a unirse a ese impulso y belleza revolucionarios a los que se refería Louis Aragon. Los artistas rusos, como reza el título del tratado de Nikolai Tarabukin, avanzaban «del caballete a la máquina». El collage y el fotomontaje, cuya práctica había comenzado en paralelo a la propia invención de la fotografía, se convirtieron en el medio más apto para representar y construir ambas visiones.

Música en carne y hueso

Hace tan sólo unas semanas fallecía Ramón Barce, compositor autodidacta –aunque recibiera algunas lecciones de compositores de la talla de Messiaen o Ligeti–, destacado miembro de la Generación del 51, teórico, maestro, creador y promotor de un singularísimo pensamiento musical. Poco antes, el CBA había albergado un homenaje al que Barce, ya enfermo, no pudo acudir. Ahora Minerva contribuye a su necesario recuerdo recuperando una intervención de 2004 en la que Barce narra de primera mano los orígenes de uno de los proyectos más importantes en los que tomó parte: el innovador movimiento artístico Zaj, que pretendía ejecutar una música gestual que sustituyera sobre el escenario sonidos por acciones, en una época en la que en nuestro país hasta la música dodecafónica era motivo de escándalo. El resultado es un documento único que pone de manifiesto la valentía y amplitud de miras de Barce y sus compañeros de viaje.

Un humanista, Ramon Barce

El veterano periodista y escritor Javier Alfaya –antiguo redactor de las revistas Triunfo y Mundo Obrero, hoy colaborador de diversos diarios y revistas, miembro del consejo de dirección de Scherzo y bien conocido por sus novelas y relatos– ordena, en este artículo, sus recuerdos e impresiones sobre Ramón Barce.

COLECCIONISMO

«Gran parte de lo que han escrito los filósofos presupone que coleccionar arte constituye un afán casi irracional, bien porque el arte se presenta como algo demasiado despreciable para imaginarse que alguien pueda querer poseerlo, bien porque aparece como algo tan elevado que nadie que comprenda su naturaleza podría querer comprarlo o venderlo», escribe Arthur Danto en uno de los artículos que componen este dossier. En efecto, el coleccionismo muestra a plena luz el tipo de dilemas conceptuales profundamente incómodos que aficionados, teóricos e historiadores del arte procuran pasar por alto mediante un velo de entusiasmo, reflexión o erudición. En la actividad del coleccionista cobra cuerpo el extraño estatus ontológico de la obra de arte, a medio camino entre la sensibilidad y el concepto, es decir, el coleccionismo explora pragmática, materialmente, la posibilidad misma de la estética.

El coleccionismo condensa muchas de las tensiones y contradicciones presentes en el arte contemporáneo: su relación con la tradición, el papel de las vanguardias históricas, la función de la crítica y la teoría o la aparición del coleccionismo de arte como inversión especulativa. En palabras de Maurice Rheims, el coleccionista «tiene olfato de cazador, alma de policía, la objetividad de un historiador y la prudencia de un tratante en caballos». Además, el auge contemporáneo del mercado artístico y la proliferación de instituciones culturales de nuevo cuño ha dado una gran visibilidad a una actividad hasta hace poco relativamente oscura.

En los últimos tiempos, se ha hablado mucho del ascendiente –en opinión de algunos, desmedido– de los grandes coleccionistas sobre la consideración crítica que merecen los artistas y, sobre todo, sobre el precio que alcanzan sus obras; una influencia que ejercen con sólo mostrar interés, hasta el punto de que parecen capaces de «crear» al artista. Por otro lado, lo cierto es que a menudo las colecciones privadas reunidas con cierto grado de arbitrariedad –por oposición al criterio académico del experto– revisten un interés particular precisamente por su capacidad para descubrir nuevas constelaciones de sentido al extraer el objeto coleccionado de su entorno «natural». Se suele hablar del afán de posesión, del narcisismo o fetichismo del coleccionista, pero también se alaba su filantropía y su labor de mecenazgo. ¿Entra en contradicción la tarea del coleccionista con la tarea de los poderes públicos de democratizar el acceso al arte? ¿Qué se debería hacer con las grandes obras maestras que siguen en manos privadas sin exponerse al público?

Para endulzar el tiempo que pasa

El cielo, en el cine de Angelopoulos, siempre está nublado y, entre el objetivo de la cámara y el paisaje que retrata, hay siempre una capa brumosa que siluetea las figuras. Aunque nació en Atenas (el 27 de abril de 1935), de madre cretense y padre del Peloponeso, sus paisajes son los de las montañas del norte de la Grecia rural e industrial del mediodesarrollo. En ese marco, los personajes de Angelopoulos viajan sin equipaje amarrados a una memoria intermitente que actúa como una wunderkammer: su tiempo nunca es lineal sino, en todo caso, ucrónico, y todos parecen repetir para sus adentros lo que vociferaba la sombra de James Cagney camino de la silla eléctrica en Angels with Dirty Faces (1938, Michael Curtiz): «¡No quiero morir!» Es la primera película que Theo Angelopoulos recuerda haber visto en su vida y ese grito se le quedó grabado a fuego. El encuentro tiene lugar en una tarde lluviosa del Madrid primaveral. Angelopoulos habla despacio, piensa lo que dice y se toma largas pausas entre sorbo y sorbo a un café americano («sin leche y sin azúcar»)… Como su cine.

La obsesión del coleccionista

Pilar Citoler es una coleccionista nata: tras treinta y cinco años adquiriendo obra con pasión, pero también con calma y sensatez, ha reunido una de las mejores colecciones privadas de arte contemporáneo de España –con obra de Picasso, Tàpies, Rauschenberg, Warhol o Le Corbusier, por mencionar algunos nombres–. Últimamente colecciona también premios y honores: presidenta del Patronato del Reina Sofía, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2007, Premio ARCO al coleccionismo privado en 2005…

EL PALIMPSESTO CLÁSICO

A lo largo de los siglos las diversas recepciones de Grecia y, más en general, de las civilizaciones mediterráneas que configuraron la matriz cultural occidental, han sido el espejo en el que se han examinado muy distintas elaboraciones culturales o políticas. Hay una Grecia renacentista como hay una Grecia ilustrada, historicista, moderna o postmoderna. Para bien o para mal, nuestra civilización sólo parece sentirse en casa en el mundo clásico y una parte significativa de nuestra historia intelectual consiste en una ardua negociación con sus orígenes, ya sea para aceptarlos o para romper con ellos. Entre el «quasi nanos gigantium humeris insidentes» y la recuperación foucaultiana de la «cura sui» media un abismo conceptual: precisamente el de la continua espiral de interpretaciones y contrainterpretaciones acerca de nuestra situación de herencia, pérdida o reencuentro con Grecia.

Y «nuestra» Grecia es, desde luego, fascinante. Frente a la canonización neoclásica de un santoral de virtuosismo moral, artístico e intelectual, el mundo griego se nos muestra hoy como un universo etnológicamente frondoso, con intensos claroscuros morales y socialmente conflictivo. Sin duda, la rabiosa actualidad de los estudios helénicos contemporáneos está marcada por las sendas que abrió la Escuela de París. La obra de Pierre Vidal-Naquet, Jean Pierre Vernant o Marcel Detienne dio la bienvenida al mundo griego a investigadores y públicos procedentes de disciplinas que habían mantenido una relación remota con la filología y la historiografía antigua tradicionales. Grecia dejó de ser la depositaria de los mitos fundacionales de la academia filosófica para convertirse en el campo de batalla de fascinantes disputas psicológicas, antropológicas, económicas, sociológicas… Tanto Richard Buxton, como Luc Brisson y Ana Iriarte analizan, amplían y evalúan esta herencia en una entrevista y una conversación respectivamente.

No obstante, el éxito de las aportaciones científicas a la comprensión ampliada del universo helénico ha tendido a oscurecer otras tradiciones de estudio, tal vez menos llamativas pero igualmente sugerentes, como los análisis deudores de la fenomenología de la religión de principios del siglo XX. A este contexto intelectual pertenece precisamente la obra de Carlo Diano, un autor italiano que, tras un largo olvido, ha merecido recientemente la atención de filósofos contemporáneos como Massimo Cacciari y Remo Bodei, y del cual recuperamos un texto inédito en castellano.

Desde cajas de cerillas hasta obras maestras:

En los años ochenta, Arthur C. Danto, profesor emérito de la Universidad de Columbia, saltó a la fama como crítico y teórico del arte –tras haber alcanzado amplio reconocimiento académico en el campo de la filosofía analítica–, por sus provocadoras tesis sobre el fin del arte. En este breve e inspirador artículo nos ofrece una nueva muestra de su visión iconoclasta.

Mitología. Una historia sin comienzo

La porosa frontera entre mitología y filosofía constituye un campo abonado para la reflexión, en el que muchos de los grandes pensadores de Occidente han dado lo mejor de sí. En esta conversación, Luc Brisson, investigador en el Centre National de la Recherche Scientifique de París, y Ana Iriarte, profesora de Historia Antigua en la Universidad del País Vasco, reconocen el terreno mientras charlan sobre sus maestros compartidos, las aportaciones del estructuralismo al análisis de la mitología griega y otros temas candentes de los estudios helenísticos.

Coleccionistas, aficionados y diletantes

El académico francés Maurice Rheims, escritor, crítico de arte y director de subastas –considerado en su tiempo como uno de los mejores tasadores de Francia– analiza con humor e ironía las singulares idiosincrasias de los coleccionistas de arte, poniendo de manifiesto su gran curiosidad por los objetos artísticos y por sus casi siempre obsesivos poseedores.

Forma y evento *

Carlo Diano (1902-1974), uno de los más importantes estudiosos del mundo antiguo, reivindicado como maestro por los grandes pensadores italianos contemporáneos, construyó en torno a estas dos categorías fundamentales –forma y evento– un modelo de interpretación integral de la civilización helénica, una poderosa visión de conjunto que le permitió leer el arte, la religión, la ciencia y la filosofía griegas, al tiempo que hacía, él también, filosofía en su más hondo sentido.

Arquitectura reciente: ampliación del campo de batalla

De todos es sabido que la arquitectura española atraviesa un momento dulce. Lo que muchas veces no se cuenta es que, tras las vistosas imágenes de las obras más representativas, reposan años de febril trabajo de toda una generación que supo romper con las inercias heredadas conservando los valores del oficio, abriendo el campo de la disciplina arquitectónica y llenando el vacío teórico con el que se encontraron. El curso Topografía-geografía, dirigido por Dominique Perrault, reunió en el CBA a dos grandes arquitectos de esta generación: Manuel Gausa, cofundador de la editorial Actar y ex director de la revista Quaderns d’arquitectura i urbanisme, y Emilio Tuñón, de Mansilla+Tuñón Arquitectos, responsables del aclamado edificio del MUSAC en León y de la revista Circo.

El mito en su contexto

Profesor de lengua y literatura griegas en la Universidad de Bristol, Richard Buxton no es sólo un erudito en la Antigüedad clásica, es también un apasionado del mundo helénico que se vuelca con verdadero entusiasmo en la divulgación de su saber entre un público lo más amplio posible. Minerva recoge la conversación que mantuvo con él Mercedes Aguirre, profesora en la facultad de Filología Clásica de la UCM y apasionada también de la mitología griega.

«Occidente ha perdido toda su credibilidad»

El sociólogo suizo Jean Ziegler ha seguido una trayectoria intachable de lucha contra las injusticias planetarias, no sólo a través de la investigación y la denuncia –como atestiguan sus más de veinte ensayos publicados–, sino también de su trabajo en el seno de la ONU, primero como Relator Especial para el Derecho a la Alimentación y en estos momentos como miembro de la Comisión de Derechos Humanos. Su último libro publicado en castellano es El imperio de la vergüenza, aunque próximamente se traducirá su ensayo La haine de l’Occident.

Meeting

Mireia Sentís (Barcelona, 1947) es fotógrafa y escritora. Con este texto recupera para Minerva un proyecto fotográfico de hace algunos años que la llevó a recorrer, de casa en casa, una parte importante de la poesía reciente en España. Sus fotos y sus palabras, que destilan empatía y humor a partes iguales, dicen también mucho de ella.

Mirar hacia delante a través del retrovisor

Las nuevas formas de arte siempre generan cierta incomprensión, incluso desconfianza; se diría que es lo normal. En el caso del net.art, no obstante, los malentendidos han alcanzado niveles inquietantes, y los más de quince años transcurridos desde sus primeras manifestaciones no parecen haber contribuido mucho a disipar la oscuridad. Este artículo esclarece sus principales características y repasa la historia del género.

Pionero Patino

Seco de carnes, enjuto de rostro, tal y como Cervantes imaginó a su Quijote, así ha sido y es Basilio Martín Patino: un físico anguloso, en consonancia con su afilado talento, y una sempiterna apariencia de fragilidad que probablemente sea el parapeto que salvaguarda su terca y lúcida rebeldía. Menudean en la conversación de Patino palabras recurrentes que aparecen, aquí o allá, insertadas en un discurso a la greña permanente con la solemnidad: juego, gozo, fascinación, experimento, invención, emoción… Vocablos como escapularios que custodian, pero también proclaman, el hueso de su (celosa) intimidad.

Meeting – Galería

Mi cine, mi ciudad

Hace algo más de un año, el 28 de noviembre de 2007, Basilio Martín Patino recibía el doctorado honoris causa de la Universidad de Salamanca, su ciudad para bien y para mal. Entre los antiguos muros del paraninfo, Patino pronunció este discurso, trufado de hondas reflexiones sobre el cine, que Minerva reproduce.

Poesía y pensamiento

Chantal Maillard, filósofa y poeta, desgrana en este breve ensayo los puntos de encuentro y desencuentro entre ambas disciplinas. Como pensadora se ha ocupado de la religión, la estética y el pensamiento de la India, y entre sus libros de poemas destacan Matar a Platón, que obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2004, e Hilos, que fue galardonado con el Premio Nacional de la Crítica en 2008.

Tejer el grito: una teoría del conocimiento

En la estrecha casa de las palabras, en el vagar por sus diferentes estancias a la búsqueda del pan, del asidero, los poemas de Chantal Maillard se abisman hacia la intemperie del adentro. Y no se sustraen ni nos sustraen del dolor, como si tomaran directamente su fuerza y su verdad, por inversión, de la extrema fragilidad de unos hilos precarios, a un paso siempre de soltarse, diluirse en la madeja o romperse. Renuncian a tejer derechamente un estricto jersey de imágenes, regular y apretado, o una gran manta colorida que nos resguarde a todos del frío. Contienen, en su trazado, la ruptura que antecede al tejido.

En el zoco de papel

El conocido ilustrador de origen anglolibanés Sean Mackaoui (Lausana, 1968), es también uno de los artistas recientes que más intensamente han desarrollado las posibilidades del collage en nuestro país. A partir de recortes de revistas o palabras encontradas, Mackaoui hace brotar significados inesperados y agudos de combinaciones aparentemente ingenuas e íntimas. Un espíritu que fecunda también sus objetos tridimensionales, máquinas alucinantes a medio camino entre el juguete y la instalación artística.